domingo, 8 de noviembre de 2009

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Fragmentos minúsculos de cristal flotaban por la habitación como si la gravedad se hubiera desvanecido por completo, el y ella lo observaban con atención, desnudos sobre la cama, desnudos, porque la ropa les pesaba. Sentían que la prolongación de sus dedos aumentaba lentamente, que se hacían mas largos y finos, mas frágiles y delicados. Admiraban atentamente el humo esparcido por la habitación, que parecía pelearse con los pedacitos de cristal que aun flotaban. El espacio y el tiempo habían desaparecido completamente, mientras ellos, sumidos en el más inmenso éxtasis se tocaban, se olvidaban de respirar. No debían. Ahora toda su atención se había concentrado en el aire que aspiraban y expiraban y en el continuo latido de su corazón, cada vez mas grave, cada vez mas fuerte. Existía un océano entre sus bocas que se comprimía con cada aspiración y se expandía a cada expiración, ella había comprendido aquel inmenso mar , le resbalaba por todo su cuerpo como si fuera una pequeña porción de cabello que se rebela contra su naturaleza fija .ahora ella nadaba y nadaba siempre con grandes brazadas que agitaban el poderoso mar de neptuno,lo sentía ,fluía entre sus dientes, desembarcando en una isla , la mas carnal de todas cuantas había probado, y lo lamía y lo mordía, cada vez mas fuerte, sentía como la sangre resbalaba por sus labios, sentía aquella forma fálica dentro de su boca, entre sus dientes, en su poder.Él entendía lo que ella le proponía y no decía nada, la miraba y ella le miraba, y en aquel universo etéreo que habían creado se desvanecían lentamente, solos, siempre juntos.